Ríos de lava se expanden sin control por el sur de Hawai. La actividad del volcán Kilauea no cesa. Cada día aparecen nuevas grietas. Imposible parar la fuerza de la naturaleza, las emanaciones tóxicas, el dióxido de azufre que invade el aire. El fuego ha destruido más de una veintena de viviendas. Pero para los científicos es imposible predecir cuánto tiempo durará esta última erupción.