Antes de ponerse el casco y saltar al vacío, estos dos franceses lo tienen todo estudiado. El día tiene que ser perfecto en los Alpes suizos, para poder realizar wingfly sin peligros. Cielos despejados, el viento perfecto, nada de nubes bajas, ni tampoco nieblas, pero sí el traje especial y ganas de disfrutar de las montañas nevadas.