En apenas un año Mikey Poulli se quedó totalmente ciego con solo siete años. El pequeño soñaba con ser futbolista pero el equipo en el que jugaba decidió echarle ya que consideraba que era peligroso tanto para él como para el resto de compañeros que siguiera jugando. Ahora, gracias a su lucha y esfuerzo, Mikey entrena en las categorías inferiores de la selección inglesa para ciegos.